La propiedad suma 1.459 m2 construidos sobre una parcela de más de 1.000 m2, distribuidos en amplias estancias exteriores, salones con artesonados de madera, chimeneas históricas y dependencias con vistas al patio central. Destaca su patio principal porticado de 150 m2, con columnas de piedra esculpidas con los escudos de los Fúcares, y un segundo patio-jardín trasero de 250 m2, con acceso independiente para carruajes y espacio ideal para piscina, cenador o área multifuncional al aire libre. La finca incluye también un antiguo granero de 200 m2, sótano, bodega y múltiples dependencias de servicio.

Gracias a su buen estado de conservación, su riqueza arquitectónica y su ubicación privilegiada, la Casa-Palacio ofrece un abanico de posibilidades: desde un proyecto de hotel boutique con encanto, hasta sede institucional, cultural o corporativa, sin olvidar su potencial como vivienda privada singular. Todo ello, con la ventaja de estar a menos de 50 minutos en AVE de Madrid, y con una excelente conexión a Ciudad Real y los principales puntos de interés de La Mancha.

Un lugar donde el esplendor del Renacimiento se encuentra con las oportunidades del presente.