Tras atravesar las callejuelas y plazas del pueblo medieval, se llega al extremo sur, donde se alza la imponente iglesia de Saint-Pierre, del siglo XII. Justo enfrente se sitúa la propiedad. A pocos pasos se encuentra también el Château de Vassinhac, una construcción del siglo XV catalogada como monumento histórico. La familia propietaria de esta casa señorial es también la propietaria del château. En su día, unos edificios anexos separaban ambas construcciones, pero fueron demolidos en el siglo XIX.

Desde la carretera, una verja de hierro forjado da acceso a la propiedad. Esta entrada está enmarcada por dos pilares, a los que se unen muros bajos que cercan la casa y su jardín, aislándola de la vía y aportando intimidad. Otra puerta, situada al este, conecta con un camino que lleva a una zona amplia donde pueden aparcarse varios vehículos a la sombra de los árboles.

La casa se distribuye en cuatro niveles: una planta a nivel de jardín, una planta baja elevada, un primer piso y una segunda planta bajo cubierta. El edificio forma una L y se compone de dos volúmenes asentados sobre sólidos cimientos. Su señorío se expresa en la imponente altura de sus fachadas de piedra arenisca roja vista —material característico del pueblo—, en sus grandes ventanales con cuarterones, en los marcos esculpidos y los dinteles de piedra.

Un tejado a cuatro aguas de pizarra corona la vivienda. El paso del tiempo ha cubierto las losas con líquenes que tiñen suavemente el conjunto. Dos monumentales chimeneas de tres niveles, también de piedra arenisca roja, se alzan en los lados este y norte del tejado. Las buhardillas de tejadillo rompen con armonía la inclinación del tejado.

En el lado sur, una escalera de piedra conduce a una terraza desde la que se accede directamente al interior por puertas francesas. Desde esta terraza también se contempla el jardín paisajístico de la propiedad y, más allá, una extensa pradera bordeada por una construcción y setos que se funden con las suaves colinas del entorno.