Situada sobre un terreno de 715 m2, flanqueado por una boscosa ladera, esta singular propiedad ofrece una superficie total construida de 250 m2. En su espacioso y diáfano interior la mampostería original cobra protagonismo, exhibiendo sus sobrias columnas, sus claristorios y su ábside curvilíneo, que ahora alberga una bonita cocina. Con su acogedora estufa de leña, es un lugar ideal para disfrutar de una agradable velada o de la tranquilidad que ofrece este espacio. Un altillo de dos pisos, que contrasta con armonía, sobresale por encima como una casa-árbol, tallado en pino sin barnizar y al que se accede por una escalera de madera. El ingenioso diseño, consagrado por el sobrio y elegante techo de madera que nos recuerda al de una catedral, saca el máximo partido a la altura del edificio. El resultado es una vivienda contemporánea que da una gran sensación de amplitud. Por si fuera poco, en el precio de venta se incluye una pequeña colección de arte y mobiliario amasada durante los últimos diez años.

El actual propietario ha hecho un trabajo extraordinario al combinar el renacimiento con la estética contemporánea, creando una vivienda moderna en un entorno noble y tranquilo. Una propiedad singular y extraordinaria que cautivará tanto a artistas como a amantes del arte.